Visitantes de la segunda planta, como podéis comprobar hemos tenido una semana movidita y cargada de noticias. Como más vale tarde que nunca, no podíamos olvidar que el pasado miércoles 24 contamos con la presencia de Alfonso Armada, como nuestros compañeros de El rincón de las curiosidades os contaban. En el aula 4 de nuestro edificio nos presentó su último libro, Diccionario de Nueva York. La sesión consistió en una clase-conferencia en la que Armada relató parte de su trayectoria como corresponsal, y más concretamente, durante su etapa en la Gran Manzana.
Alfonso Armada forma parte de ese grupo de corresponsales todoterreno como Ramón Lobo o Gervasio Sánchez, que han visto con sus propios ojos la guerra de los Balcanes. Además de haber sido galardonado con varios premios, ha trabajado para el Faro de Vigo y El País, aunque en la actualidad escriba para ABC en Madrid. En su paso por esta profesión ha cubierto el cerco de Sarajevo y el genocidio de Ruanda, entre otros. La razón del libro de Armada es Nueva York (sí, como Lorca, la city inspira), la ciudad de los rascacielos, la Gran Manzana, el escenario de King Kong, de Godzilla, de Armageddon… Ese es el Nueva York que el séptimo arte nos ha mostrado en las pantallas. En este caso, el 11-S fue nuestra particular película hecha realidad.
La mejor manera de explicar la historia es a través de la voz del propio autor que así lo relataba: “El libro fue un reto, porque tenía que hacer un libro de verdad sobre la verdad. El texto arranca con muchos titubeos, porque Nueva York es un objeto informativo que nunca se queda quieto. Por ejemplo, es imposible hacer una fotografía porque se queda vieja. Es una ciudad que está generando historias permanentemente. Es curioso porque el discurso de los islamistas evidenció que conocen perfectamente nuestra forma de vida, las costumbres, la manera de informar”.
A través de sus páginas descubrimos el conocimiento que los islamistas tenían sobre nuestra cultura, lo que les permitió crear una película real para Nueva York. En aquellos momentos no había ni micrófonos, ni efectos especiales, ni extras que corrieran desesperados. Aunque tuviera la duración de una filmación, a pesar de que la trama fuera in crescendo desde el principio hasta el final como en cualquier cinta, no resta ni un ápice de realidad a la catástrofe que conmocionó al mundo.
Armada desentraña la trama del “film” en Diccionario de Nueva York, y nos destaca que por supuesto vale la pena estar allí. Los futuros periodistas conocéis esa sensación. Aunque la vida penda de un hilo y toda pueda borrarse de un plumazo, nadie puede quitarnos el placer de formar parte de este fabuloso reparto.
He de decir que, además de que Nueva York es una ciudad de la que siempre me ha interesado saber más, y es cierto que tiene mil historias que contar, con vuestra exposición de ideas sobre este libro me apetece leerlo :)
ResponderEliminargracias!